Fundación Universo en Seis Colores

La Voz de U6C

Reportaje en La Segunda  07 de septiembre 2019

Durante diez años, la licenciada en Diseño Paulina Olivares investigó el modo ancestral de teñido en comunidades campesinas mapuches desde Coronel a Palena. Su proyecto fue, en verdad, una inmersión en la cultura de esos lugares, donde se relacionó con mujeres que aprendieron esa actividad en sus propias familias y la han desarrollado por años.

Paulina estudió en la Universidad de Los Lagos y este trabajo comenzó siendo su tesis de título en 2008. Actualmente — con el resultado de la investigación— prepara un libro con Ediciones Kultrún, de Valdivia, que será histórico, pues nunca antes se había realizado un estudio con esta profundidad. En marzo lo lanzará como libro, pero antes saldrá vía oniine.

Tema aparte son la belleza del trabajo mismo de las textileras y sus destrezas manuales y botánicas, captadas en decenas de maravillosas fotografías.

«Como idea preliminar, y desde la intuición, este proyecto consistió en generar un “atlas de colores naturales”, que fuera una suerte de catastro de los tintes extraídos a cada planta nativa de la macro zona sur de Chile, sus matices y cambio de tonalidades, a través del uso de diferentes mordientes (el material que fija los tintes). Todo esto, resguardando las antiguas técnicas, pero generando procesos más cortos y explicados de manera didáctica en un formato que sirva a quienes se interesan en los tintes naturales», dice desde Valdivia, donde reside.

Desde agosto de 2015 hasta agosto de 2017 visitó 56 lugares —en las regiones de Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los 1.a-gos—, donde compartió con 200 textileras recolectando plantas y viendo su modo de trabajar. La mayoría son mujeres de sectores rurales entre los 36 y 67 años; todas tejen a telar y, por ende, hacen el proceso completo. «La recolección de información fue trabajo de hormiga, muy sutil», dice Paulina. «A veces no querían conversar, por desconfianza o falta de tiempo. También pasó que muchas textileras me iban entregando los contactos de otras, y así se fue armando este catastro».

«La cosmovisión mapuche se basa en el ecosistema circundante a cada temió-la rio; entonces, hablar de teñido es hablar de botánica, de historias de vida, de ética del trabajo, de vida social y religiosa, y de todos los indicadores culturales que revelan la profundidad y amplitud de la cosmovisión», agrega. «El mapuche es gente del territorio, gente del espacio, gente del tiempo, está conectado con el monte, la cordillera, el mar, todo. El proyecto abarcó los 4 territorios del Wallmapu: mapuche, williche, lafquenche y pehuenche, y las diferencias culturales son más del hacer. La cosmovisión es igual para estos 4 territorios, solo que la manera de relacionarse con la madre tierra varía. Por ejemplo, para abonar el terreno, la gente de la costa, «el lafkenche», trabaja con algas marinas. En el valle o cordillera lo fertilizan con el abono del corral o con hojas».

Luna y la diseñadora

En cuanto a los tintes, un producto natural muy usado es el «rrobo», un barro que  se saca de los pantanos o hualves. Paulina explica que las mujeres de localidades cos-g teras lo obtienen de lugares donde las malí rejadas cubren el hualve, con lo que se logra un tinte gris petróleo. En la cordillera y ese barro está en sectores húmedos donde  ha existido descomposición de materia or gánica mezclada con cenizas, y el tinte es  un gris azulado. Las chilotas generan un sistema sofisticado que se realiza por capas de materia orgánica: raíz de nalca, quintral de maqui. El color  que obtienen es negro.

Son alrededor de 50 plantas las que aún se usan para teñir; aunque depende de los sectores. «Hay plantas que no crecen en algunos lugares y en otros hay exceso. O simplemente desaparecieron, porque el bosque nativo fue sustituido por plantaciones forestales u otro tipo de cultivos», agrega la diseñadora. «Las más utilizadas son michay, maqui, quintral, notro y matico. Cada una de ellas da distintos tonos, sea por la época del año, como por el Ph del suelo. Por ejemplo, en la costa el lingue va a dar una tonalidad diferente a la que da en el valle o en la cordillera. También la luna influye mucho en la intensidad del color. Incluso, la hora del día en que recolectas la planta».

Señala, finalmente, Paulina Olivares que para ella lo más importante, y un desafío, fue pasar de un lenguaje tradicional como los tintes naturales a un lenguaje técnico-científico. Y lo más lindo fue generar el catastro de las artesanas, sus historias de vida y cómo el textil está ligado a cada una de ellas.

Soledad Miranda

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